En 1965, Mafalda pegó el salto: de un semanario a un diario, de Primera Plana a El Mundo, y junto con El Mundo, en unos cuantos diarios del interior del país. De a poco, el universo de Mafalda -que había tomado su nombre de un personaje de la novela Dar la cara, de David Viñas- se fue ampliando. Y así aparecieron sus amiguitos: Manolito, Felipe, Susanita, Miguelito, Libertad. En 1966, Jorge Álvarez tuvo la sencilla idea de compilar las tiras en un libro. Fue un boom. Vinieron cinco volúmenes hasta que en 1970 Mafalda pasó a Ediciones de la Flor, que publicaría cinco volúmenes más. Ahora es parte del paisaje, pero entonces los de Mafalda fueron libros pioneros en ser vendidos en quioscos de diarios y revistas.
Mientras tanto, a la par de los libros, la vida diaria, o casi, de los personajes, continuaba. En diciembre de 1967 cerró el diario El Mundo, con la madre de Mafalda embarazada. Los lectores tuvieron que comprar el semanario Siete días ilustrado para conocer a Guille. Mafalda, mientras tanto, conquistaba periódicos de América Latina y Europa. ¿Qué es lo que hacía invencible a Mafalda? Una combinación de factores. Por un lado, un diseño de familia en el cual los lectores se podían sentir representados: un oficinista que tiene un Citröen, una ama de casa que abandonó algunos sueños para dedicarse a la vida familiar. Por el otro, el universo de Mafalda, una nena rebelde que vive preguntándose por qué el mundo funciona como funciona, que adora a los Beatles y no soporta tomar la sopa, pero tampoco soporta la guerra de Vietnam y se alarma ante ciertos comentarios de Mao. "Mafalda es una verdadera heroína, que rechaza al mundo tal cual es", escribió Umberto Eco en el álbum en el cual se publicó la tira por primera vez en Italia, en 1969.
"Mafalda vive en una relación dialéctica continua con el mundo adulto que ella no estima ni respeta, al cual se opone, ridiculiza y repudia, reivindicando su derecho de continuar siendo una nena que no se quiere incorporar al universo adulto de los padres. Charlie Brown seguramente leyó a los ‘revisionistas’ de
Freud y busca una armonía perdida; Mafalda probablemente leyó al
Che”, conjeturó Eco. El 25 de junio de 1973 se publicó la última tira de Mafalda, que no paró de circular desde entonces y hasta llegó al cine de animación a través del cubano Juan Padrón. Los últimos años acercaron confusión: en las redes sociales, globos de una supuesta Mafalda pueden aparecer diciendo verdaderamente cualquier cosa. Mafaldas apócrifas aparecieron sin la gracia de la original, reconvertidas en memes que se viralizaban rápidamente. Y algunas tiras fueron casi calcadas por plagiadores profesionales como Nik y su Gaturro, décadas después y en contextos completamente diferentes. Mafalda es una estatua a escala humana en San Telmo, es la cara de almohadones, tazas,cortinas de baño, y está integrada para siempre a la cultura popular de occidente. Quino tiene 88 años y hace varios años que está retirado. Mafalda ya terminó hace 47 años, pero sigue dando vueltas por ahí. Es un ícono de los 60 y sigue siendo un recuerdo feliz y una buena compañía para todas las personas que andan por la vida con más preguntas que respuestas.